Ceremonia de las Luces


Esta ceremonia es recomendada como un medio de relaciones públicas. Ha de ser usado en ocasiones cuando en una breve ceremonia sea necesario resumir las enseñanzas básicas.

PARTE EXIGIDA: El Orador

Es presentada con mayor eficiencia por un DeMolay activo, con voz agradable y madura, y estilo de presentación.

ARREGLOS NECESARIOS:

+ Biblia Sagrada, abierta en el altar

+ Libros Escolares en la parte noreste del altar

+ Siete velas ya encendidas. Todas las demás luces deben ser disminuidas o apagadas durante la ceremonia

+ La Bandera Nacional en un soporte.

Orador
Estoy de pié, delante de ustedes en este Altar DeMolay, sobre el cual colocamos poderosos baluartes de nuestra fe. La Biblia Sagrada y los Libros Escolares. No distante, podemos apreciar la Bandera de nuestra querida Patria. De pie, como centinelas, estas siete velas encendidas, son como faroles en la oscuridad, luces para iluminar nuestros caminos, conforme viajamos, siempre adelante, hacia el camino de la vida.

Son los símbolos de todo lo que es correcto y bueno en el mundo. Son modelos sobre los cuales nosotros los DeMolays, prometemos basar nuestras vidas.


(El Orador se mueve hasta quedar delante de la vela n° 1 en el lado Norte del Altar, y se dirige a cada vela, desde la 2 hasta la 7, conforme cada una es mencionada en el discurso)

La primera vela simboliza el amor entre padres e hijos, aquel amor que ya existía antes de que hayamos nacido, y que permanece con nosotros toda nuestra vida, el cual nos seguirá hasta después de la tumba. Los filósofos llamaban a este amor “agape”, amor sin una razón más que la de existir.

La segunda vela simboliza, la reverencia por todo lo que es sagrado. Un joven, trasponiendo la línea DeMolay por primera vez, manifiesta una profunda y permanente fe en un vivo y verdadero Dios. Sin esta sólida fe y la gracia de nuestro Padre Celestial, nuestro trabajo sería en vano.

Esta tercera vela significa la cortesía. Una cortesía que excede la amistad, una cortesía que alcanza lo desconocido, a los ancianos y a todos los hombres. Esta cortesía es la que trae un sentimiento caluroso y torna esta vida más agradable para el prójimo, pues ilumina el camino delante nuestro.

La cuarta vela, en el centro de las siete, significa simbólicamente el compañerismo. Millones de jóvenes iguales a nosotros se arrodillaron en este simbólico Altar y se dedicaron, a los mismos elevados principios de buena filiación y buena ciudadanía. En cuanto permanezcamos fieles a estas promesas, en cuanto exista la Orden DeMolay, nosotros estaremos unidos.

La quinta vela significa fidelidad. Un DeMolay no puede nunca, por motivo justificado o no, ser falso a sus votos, sus promesas, sus amigos, su Dios. El es llamado, diariamente, a defender los baluartes y preceptos de la Orden DeMolay, de modo que nunca pueda fracasar como líder, ni como hombre.

La sexta vela es el símbolo de la pureza, de cada pensamiento, palabra y acción. Solamente con la pureza, puede un DeMolay ser digno representante de nuestras elevadas enseñanzas.

La última vela, es el emblema del Patriotismo. Tal vez nosotros nunca seamos llamados a defender a nuestra Patria en el campo de batalla. Sin embargo, cada día presenta nuevas oportunidades, para afirmarnos como buenos y correctos ciudadanos, al servicio de aquella querida Bandera, y de nuestra reverenciada Patria.

(Tras una breve pausa el Orador se dirige en sentido contrario del reloj, de la vela 7 a la vela 1, apagándolas y calculando esta acción para terminar al fin del segundo párrafo de abajo)

Pero nosotros, vivimos una época turbulenta, en que el tumulto está en nuestra Patria. / Cuando los baluartes de la Biblia, de los Libros Escolares están en peligro de hundirse en el remolino de la duda e incertidumbre / cuando estos siete gloriosos preceptos no son los más cobijados modelos sobre los cuales se base la vida / cuando la confianza, la justicia y la fraternidad no son consideradas las cualidades más virtuosas. / Y si nosotros, DeMolays, no quedamos indeclinables en la defensa de las enseñanzas de nuestra Orden, / si no procuramos perpetuarlos en nuestras vidas, / entonces, tal vez estas llamas se apagarán. Muertas en las sombras, y la oscuridad usurpará el País.

(El Orador se dirige a la vela del centro (n° 4) y tras breve pausa la enciende conforme prosigue a través del último párrafo)

En tanto, cada uno de ustedes, siendo un DeMolay, trae dentro de su corazón una llama, una antorcha para guiarlo a través de la oscuridad. Si puedes hacer brillar esta luz, sobre otra persona, si puedes penetrar en las profundidades más recónditas de su alma y encender la llama que ahí está, entonces ahí reside el objetivo de la Orden DeMolay.... Ahí está tu finalidad de vivir.

No hay comentarios: